Los pasados días 11 y 12 de febrero tuvieron lugar en Jaén, en el Seminario Diocesano, como cada año, los Ejercicios Espirituales organizados por el Centro Local de Jaén, de la Asociación de Salesianos Cooperadores.
En esta ocasión los Ejercicios, bajo el título “El seguimiento de Jesús”, fueron animados y dirigidos por José Ramón Alcalá-Zamora y Pérez, Salesiano Cooperador.
Estos Ejercicios siempre están abiertos a la participación de aquellas personas que deseen vivir una experiencia de retiro y reflexión entorno a la palabra de Dios y a la motivación que el ponente quiere darle a cada uno de los momentos o charlas. En
esta ocasión compartimos la experiencia 23 personas, la mayoría Salesianas y Salesianos Cooperadores del Centro Local de Jaén, aunque también hubo participantes de la Parroquia de San Juan Bosco y de la Merced.
Los Ejercicios Espirituales se iniciaron en la mañana del sábado día 11, con un momento inicial de acogida y entrega del material, tras el cual se realizó una breve oración inicial para poner en manos de Dios la experiencia que cada una de las
personas iba a vivir esos dos días y los siguientes.
El ponente, realizó la presentación inicial de los Ejercicios, que según sus palabras de la “carta a los caminantes” que envió previamente a los participantes, “pretendía compartir lo que surgía de su corazón, brotaba de sus palabras y defendía
con sus manos y sus actos”. Y que a José Ramón desde hace tiempo le preocupaba y ocupaba “el seguimiento de Jesús de Nazaret y en base a ello iba a centrar las reflexiones que se iban a trabajar” en los Ejercicios Espirituales. También hubo un
momento para la presentación de cada una de las personas “caminantes” que iban a participar en los Ejercicios.
La primera charla de la mañana, denominada “Días de oscuridad” donde el ponente planteó las situaciones de crisis, de la perdida colectiva de la esperanza, de la irrupción de la nostalgia, de los desvíos del verdadero seguimiento de Jesús en la
Iglesia, de la desconexión del presente, de olvidar nuestra dimensión espiritual y transcendente. Planteó que acciones contra el inmovilismo podemos abordar: cercanía y movimiento, desinstalación y ser nómadas, y por supuesto el seguimiento de libertad que nos da el mismo Jesús, que se define como el camino a seguir (Jn 14,6). Finalizó la charla con la audición de la canción “Noche” de Hakuna Group Music, que dio paso al momento de meditación personal para identificar las causas de las oscuridades que nos rodean tanto exteriores como interiores y los obstáculos que nos encontramos en el caminar de cada día.
La segunda charla de la mañana, se planteaba “La llamada de Jesús”, donde se resaltó que la primera de las palabras que Jesús utiliza para llamar a quien quiera seguirle es “Sígueme”. Esa llamada compromete a la persona a todo su mundo que le
rodea: la familia, el trabajo, los bienes. Es una llamada que desconcierta y resulta hasta provocativa, aunque se realiza desde la libertad absoluta. La audición recomendada para motivar a la reflexión personal fue: “Dejé casa, tierra y heredad” de
Brotes de Olivo. Y las cuestiones planteadas fueron: ¿Qué oscuridades tenemos en nuestra vida? ¿Qué situaciones nos alejan del seguimiento de Jesús?¿Qué impedimentos nos limitan al seguimiento activo de Jesús de Nazaret?. Se nos invitaba
igualmente a realizar un dibujo de nuestra historia personal del seguimiento y presencia de Dios a lo largo de nuestras vidas.
Tras el almuerzo y un rato de descanso, se realizó la tercera charla denominada “Los disfraces del miedo”, donde el ponente expuso lo que el miedo provoca en las personas, en las convicciones ideológicas, en la propia Iglesia. En este
último caso, el hacer presente el mensaje de Jesús en la sociedad en la que vivimos entra en conflicto con el sistema establecido y es ahí donde aparece el miedo a testimoniar con la palabra y los hechos el seguimiento de Jesús, para exigir defender los derechos de las personas, sobre todo de las más vulnerables y desfavorecidos de esta tierra, evitando así refugiarse en prácticas que camuflen el verdadero cristianismo profético y comprometido. Pero también expuso que el mismo Jesús nos enseña a vencer ese miedo y salir victorioso del mismo con el relato de la tempestad calmada en el lago de Genesaret (Mt 8, 23-27), cargado de simbolismo, donde expone lo que va a ser la vida de una persona cristiana, pero ese miedo a “las tempestades” que nos encontramos es vencido con el seguimiento de Jesús y con la propia fe.
Acabado el tiempo de reflexión personal, entorno a preguntas de momentos vividos de miedo personales, en la Iglesia en la Familia Salesiana o lo que se ha callado por miedo, se realizó un momento de trabajo en grupo donde cada participante
pudo expresar y compartir aquellos aspectos que había reflexionado hasta el momento.
Continuaron los Ejercicios con la celebración de la reconciliación, tras la cual los participantes compartimos la cena.
Para finalizar la primera jornada de los Ejercicios, se realizó la actividad del “Vía Crisis”, donde a través de las distintas estaciones y a la luz de la palabra del Evangelio, contrastamos y actualizamos las mismas con situaciones que nuestro
mundo vive y experimenta en la actualidad: hambre, migración de menores no acompañados, violencia de menores en su entorno familiar, la violencia de género, migrantes muertos en el mar, explotación sexual de las mujeres, el desigual reparto de bienes, la entrega y amor de las madres…
La jornada del domingo 12 comenzó, tras el desayuno, con una breve oración que dio paso a la cuarta y última charla de los Ejercicios: “Yo soy la luz”, palabras que el mismo Jesús pronunció (Jn 8,12) en el templo y durante la fiesta de los
tabernáculos, donde se encendían grandes luces en el mismo. Por tanto, las personas que siguen a Jesús de Nazaret están llamadas a salir de las tinieblas y ser luz en este mundo y nuestra realidad cotidiana. Hay que huir de la tristeza, resignación para abrazar la alegría y felicidad que aporta el seguimiento de Jesús (Mt 5,12), también el Proyecto de Vida Apostólica de la Asociación de Salesianos Cooperadores se incide en este asunto, ya que el estilo de relación que no plantea es practicar la amabilidad, desde la apertura, cordialidad y alegría. El seguimiento de Jesús implica estar abierto a la disponibilidad permanente, estar al servicio incondicional de las personas desde la opción personal y entregando el tiempo a los demás. También comporta una actitud especial de austeridad, generosidad y responsabilidad ética respecto a los bienes que
disponemos. Hacer el seguimiento desde la opción por las personas más pobres y desfavorecidas, implicándose en asociaciones o entidades que trabajan por la justicia social y la solidaridad, conociendo y acompañando a personas que tiene situaciones complicadas, promoviendo programas de transformación social, “perdiendo el sueño” alguna que otra vez, y acudiendo a las fuentes que orientan la vida de una persona cristiana y salesiana: Jesús de Nazaret y San Juan Bosco).
Y por último se resaltó que el seguimiento de Jesús no puede hacerse desde la individualidad, sino que solo tiene sentido desde una dimensión comunitaria, desde la comunidad de sus seguidores, viviendo junto a otras personas el mismo proyecto
evangélico: El proyecto del seguimiento de Jesús. Se realizó tras la charla una puesta en común de las conclusiones de los
Ejercicios Espirituales, la evaluación de los mismos y una foto de grupo, danto paso a la celebración de la eucaristía, donde pusimos en manos de Dios todo lo vivido durante la dos jornadas y el fruto de las reflexiones de los Ejercicios Espirituales con
intención de revisarlas y revivirlas durante toda la cuaresma. Y tras la celebración de la eucaristía nos despedimos hasta el próximo año que volveremos a organizar unos nuevos Ejercicios Espirituales.