In memoriam, D. Antonio Moreno Ordoñez

15 octubre 2021

Acabamos esta colección de perfiles de Salesianos difuntos que han pasado por nuestra Casa con nuestro querido D. Antonio Moreno.

Antonio era natural de Mollina, provincia de Málaga. Nació el 2 de febrero de 1922, de Francisco y Carmen. Dios bendijo el matrimonio cristiano con siete hermanos; él era el segundo.

“Me recuerdo como niño normal, tímido, no pendenciero, a veces un poco solitario en mis juegos, curioso para aprender. Después de una iniciación a la lectura (primera cartilla), pasamos una temporada en el campo y ahí terminé el aprendizaje por mi cuenta, tratando de interpretar cualquier palabra escrita que caía en mis manos. Cuando regresé a la escuela lo hice ya como los que saben leer. No recuerdo haber tenido enfermedades en mi niñez, salvo las dolencias propias de esa edad en aquellos tiempos, como son el sarampión, amigdalitis, paperas…” (autobiografía)

“Para el curso 1935-36 mis padres tomaron una decisión que resultó trascendental para mi vida. En Mollina no había ninguna posibilidad, la agricultura no daba para mucho. En mi caso además se daba la circunstancia de que era débil de salud y fuerzas, y poco apto para el trabajo del campo. El primer paso fue indagar si había colegios internados cercanos con pensiones asequibles. Se consiguieron reglamentos de varios centros y la elección recayó en un colegio de Ronda, perteneciente a los Salesianos. Y así entré en contacto con los salesianos por primera vez.”

“Con el conocimiento de D. Bosco y la lectura de su vida percibí la vocación a la vida salesiana como algo grande pero que exige mucha renuncia. En los ejercicios espirituales del año 1941 me lo planteé seriamente. Comuniqué al director, D. Manuel Fernández, mi decisión de entrar en vida salesiana, no inmediatamente sino al año siguiente, con el bachillerato ya concluido.
Salvo esa confidencia al director, mantuve en secreto mi decisión, solo en parte, porque Luis Valpuesta (que ese mismo año 1941 ingresó en el noviciado juntamente con Rafael Soldevilla y José Ma Risco) me abordaba para sonsacarme algo sobre el tema. Yo le contestaba que era probable que eligiera ser salesiano, pero al no darlo como seguro, cada vez que me veía me preguntaba por el tanto por ciento de probabilidad. Y ese tanto por ciento yo lo iba elevando cada día un poquito. Al curso siguiente, él desde el noviciado no dejaba de escribirme de vez en cuando una carta o postal”.

“Ingresé en el noviciado de San José del Valle en agosto de 1942. Concluido al año de noviciado hice mi primera profesión el 16 de agosto de 1943. Cursé durante dos años los estudios de filosofía, exclusivamente las asignaturas de filosofía, luego los estudios de teología en Carabanchel, desde 1947 hasta 1951”. (autobiografía) .

El verano de 1951 fue enviado a Puerto Real para dar clase de matemáticas al hijo del presidente regional de AA.AA. (y a otros más que se unieron). Estuvo un año en el colegio de Utrera, (52-53) como profesor y ayudante del catequista con los cuatro primeros cursos de bachillerato (unos 400 alumnos). Dos años en Consolación (53-55) con los estudiantes de filosofía,
profesor y confesor. Un curso en Posadas con los teólogos, confesor y profesor (tuvo que dejar las ciencias y coger materias más marginales de teología; también coordinó el oratorio festivo que atendían los estudiantes de teología), De Posadas pasó a Málaga como profesor y confesor en el internado de formación profesional.

Hasta entonces sólo había trabajado en casas de formación, menos dos años repartidos entre Utrera y Ronda. En Málaga también fue confesor ordinario de las HMA de Churriana y extraordinario de Marbella. El año 59 su hermano Ramón recibió la ordenación sacerdotal y celebraron juntos su primera misa en el pueblo. Concluido el trienio de Málaga (56-59) fue destinado a Antequera, juntamente con el director, D. Enrique Fernández, que cambió su puesto con D. Avelino González Patiño.
Tras esos primeros nueve años de sacerdocio, le llegó por sorpresa el nombramiento de director de Pozoblanco, el año 1960. Luego dos años en San José del Valle de profesor y confesor y los otros dos siguientes con el mismo cargo en Posadas con los estudiantes de filosofía de la inspectoría de Córdoba.

En 1965 se iniciaba el noviciado de la inspectoría de Córdoba, que duró solo tres años, ubicado en Posadas (un año juntamente con los estudiantes de filosofía, que después marcharon a Priego). Recibió el nombramiento de maestro de novicios y el tercer año también director de la comunidad. Vivió años de cambios profundos, rápidos, inesperados… 65-68, período posconciliar de gran importancia en la iglesia y en la congregación El año 1970 recibió el nombramiento de director del aspirantado de Pedro Abad. A los tres años se cerró el aspirantado y con el resto de alumnos que quedaban se instalaron en Montilla, dos años. Se clausura una forma de iniciación de la primera formación de aspirantes a la vida salesiana para
empezar a experimentar nuevas iniciativas más acordes a los nuevos tiempos.

En el año 1975 marcha a Jaén, a la residencia de la diputación, que acogía a muchachos huérfanos o de familias con problemas, entre diez y dieciocho años. En 1983, la presencia salesiana en Jaén se configuró alrededor de la parroquia de San Juan Bosco y el Centro Juvenil, continuando Francisco Larena de párroco, Pepe Gonzáles de vicario parroquial y pastoral con los jóvenes y Antonio como administrador y encargado de la comunidad (no director), con clases de religión en los colegios de enseñanza pública del barrio, lo que daba muchas posibilidades para la organización de la catequesis
parroquial y las actividades con los niños y jóvenes de la parroquia.

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