RAFAEL ALFARO ALFARO nace en El Cañavate (Cuenca) el 6 de febrero de 1930, en el seno de una familia cristiana numerosa, de cuatro hijos. Él era el único varón. Su padre, Teófilo, agricultor con algunas propiedades. Su
madre, Eulalia, ama de casa. Realiza los estudios primarios en su pueblo natal. Ya de niño empezó a rondar
en su cabeza la vocación religiosa. Contaba que iban a la iglesia de la mano de alguno de sus abuelos, él y su prima. Los dos llegarían a ser religiosos.
En el pueblo cercano de San Clemente estaba de sacerdote un tío suyo. Al oír hablar a Rafael de su posible vocación, lo pone en contacto con los salesianos de Andalucía. Así es como marcha en 1941 a Antequera (Málaga), ciudad donde estaba el “Aspirantado”; y de 1942 a 1945 a Montilla (Córdoba) para realizar los estudios secundarios y seguir madurando su vocación.
En San José del Valle (Cádiz), curso 1945-46, realizará el Noviciado y su primera profesión como salesiano (16 de agosto de 1946). Desde allí marchó a la casa de Consolación de Utrera, en la campiña sevillana, donde permanecería tres años, 1946 a 1949, realizando los estudios de Filosofía y profundizando en su identidad salesiana. Y es destinado al Aspirantado de Montilla desde 1949 a 1953, para hacer el “trienio” con el corazón lleno de ilusiones y entrega. El curso 1953-54 lo encontramos en Alcalá de Guadaíra, cerca de Sevilla. El 29 de junio de 1954 hace su profesión perpetua.
Y llega otra de las etapas soñadas: la Teología. Por eso es enviado a Posadas (Córdoba). Al terminarla, el 23 de junio de 1957, es ordenado sacerdote en la Catedral de Córdoba junto con otros compañeros y algunos seminaristas de la diócesis.
Pasados unos meses, tras algunas conversaciones, es destinado al estado
centroamericano de El Salvador. En El Salvador vive de 1957 a1964. En la Universidad Católica conoce a algunos jesuitas, como Jon Sobrino e Ignacio Ellacuría. Enseña Filosofía y Literatura Española en el Instituto Internacional Don Rua de San
Salvador.
En los años 1964-67 lo encontramos en Costa Rica, país menos extenso que El Salvador, pero con la riqueza mejor repartida. Allí estará como Director del Colegio Don Bosco de San José de Costa Rica, formador de unos 300 alumnos de clases populares, y necesitados económica y moralmente.
Entre 1967 y 1996 es destinado a Madrid, como Director del Boletín Salesiano.. Es la etapa más larga e intensa de su vida, viviendo en la capital de España, y realizando una extraordinaria labor, colaborando a la vez con otras funciones editoriales y
con publicaciones pastorales. Aprovecha para estudiar Periodismo y obtiene la Licenciatura en Ciencias de la Información.
Será profesor de Literatura Especializada en la Escuela Universitaria Don Bosco de Madrid. Y en el sexenio 1990-1996 es Director de la Editorial CCS y de la Casa Salesiana San Juan Bosco, paso “obligado” de todos los salesianos que viajan a Madrid.
A comienzos del curso escolar 1996-97, en septiembre, es destinado como director a la comunidad de Jaén, siendo a la vez nombrado párroco de la Parroquia de San Juan Bosco. Es un barrio popular de la ciudad. Es un nuevo e inesperado reto para el obediente Rafael. Aquí sufriría su primera gran operación con la extirpación total del colon.
En el verano del año 2000 es destinado al Teologado Salesiano, en Sevilla capital. Aquí se le veía mejor. Se le encomendó el servicio de la administración y la tarea formativa en el acompañamiento de los jóvenes estudiantes de Teología. Le gustaba mucho pasear por este lugar ideal, aunque ya empezaban a aparecer las “goteras” propias de la edad. También aquí seguía
escribiendo poesía y teniendo contacto con los poetas del Ateneo y otras personas relevantes.
En el verano del 2002 vuelve a la provincia de Jaén. Esta vez a la ciudad de Linares, como Vicario de la Parroquia de San Agustín, de la que era Párroco el director de la comunidad D. Juan Francisco Rubio. Pero a los tres años, 2005, y no sin dolor, se deja esta Parroquia y se clausura la pequeña comunidad salesiana del Colegio.
En el 2005 lo vemos ya como ecónomo en Granada-Zaidín, donde fallece en el 2014.
PERFIL HUMANO, RELIGIOSO Y MÍSTICO.
Sencillo, callado, sufrido, acogedor, con su sonrisa original y única, obediente, servicial, orante, exquisito, disponible, hermano. Paco Muela y su esposa Mª Ángeles han escrito: ”Te ha ganado el Cielo y nosotros hemos perdido tu
presencia, aunque nos has dejado una profunda huella y una rica herencia de recuerdos que permanecen vivos y te hacen presente entre los que te queremos.
La humildad, la sencillez, la elegancia espiritual, la bondad, la generosidad, la sensibilidad, el trato exquisito, el sentido positivo de la vida, eran algunos de los dones que adornaban tu persona. También nos llamaba la atención tu particular sentido del humor, tu sonrisa entre pícara e ingenua y el tono de la voz, siempre discreto.
Tu traslado desde Madrid a nuestra pequeña parroquia debió suponer para ti un cambio brusco al que te debió costar adaptarte, aunque supiste hacerlo con elegancia. Nunca te quejaste, al contrario, decías encontrarte muy a gusto entre nosotros y cuando te preguntaban de donde eras, siempre decías: ”Yo soy de Jaén”. Supiste incardinarte en esta tierra a la que llegaste un día para darnos testimonio de tu ser Salesiano, de tu profundidad religiosa y de tu calidad poética”. Este es el sentir de los que lo conocieron y disfrutaron.
Resulta imposible no resaltar toda su producción literaria, escrita, sin duda, para mayor gloria de Dios. Los mejores
poemas los concentró en sus dos antologías poéticas: ESCONDIDA SENDA (1986) de ocho libros publicados, y MI FE DE VIDA (2008) de doce poemarios posteriores. En la presentación de esta dejó escrito: “A través de los distintos libros de poesía podría trazarse un itinerario de mi existencia. La poesía adquiere en estas páginas una verdadera confesión de vida. Aunque no creo que pueda interesar mucho mi andadura personal, aquí quedan, no obstante, estos versos como una pequeña huella de mi recorrido a través del tiempo que me ha tocado vivir. Como el poeta chileno también yo confieso que he vivido. Y aquí dejo mi testimonio, en los versos de esta antología”.
Y así cada día hasta su “PLEGARIA ÚLTIMA”:
Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu. (Lc 23,46)
“Al final de una noche ya cansada, / encomiendo mi espíritu a tus manos.
/ Señor, son invisibles / tus manos y tu rostro, pero escucho / su música
más bella, tu Palabra.
“Tu Palabra eres Tú, y te has inclinado / a mi oído a decirme la ternura /
de las manos abiertas de tu Padre; / y ha resonado inmensa la plegaria
/ última de tu vida, la plegaria / última que dijiste y hago mía, / la
aprendida en las horas más oscuras / de mis noches. Señor, atiéndela.
“Abre tus manos y recógeme. / Señor, creo en tus manos invisibles, /
en las que me abandono. Sé que no / soy una flor, ni una paloma, ni /
siquiera una sonrisa. Mas soy tuyo.”
“No sean tantas las miserias nuestras / que, a quien os tuvo en sus indignas
manos, / Vos le dejéis de la divinas vuestras. LOPE DE VEGA”.