Curro Larena nació en Iruecha, provincia de Soria, el 20 de noviembre de1924.
La familia se dedicaba a la agricultura como tantos otros vecinos del pueblo. Curro creció en ese ambiente y colaboraba en las tareas del campo con la intensidad y eficacia que le iban dando los años. Había sido muy despierto en los estudios primarios.
Pasada la guerra su hermana marcha a Madrid y allí iría a parar su hermano Curro conviviendo con ella y ocupado en el servicio de Correos y Telégrafos, ayudando con su sueldo a pagar el piso de la hermana. Le correspondió realizar el servicio militar en Zaragoza, teniendo ocasión de conocer a los salesianos a través de su director el P. Escursell.
En su familia había varios familiares sacerdotes diocesanos, además de D. Honorio Larena, salesiano, en nuestra inspectoría de Sevilla, que lo orientó hacia el inspector D. Felipe Palomino que le propuso marchar a San José del Valle para ambientarse en la vida salesiana. Se despide de su novia, se marcha al lugar indicado y al comienzo del curso se une con los que iban a
ser sus compañeros.
En agosto de 1948 comienza su año de noviciado; tenía 24 años. Pasa con sus compañeros a Utrera (Sevilla) para realizar los estudios de filosofía en la casa, junto al santuario de la Virgen de Consolación, patrona de la ciudad. Fue destinado al colegio salesiano de la misma localidad, dedicado a la vida práctica de enseñanza a los alumnos en unión con el numeroso grupo de clérigos que colaboraban en la dedicación a las clases y actividades del internado.
Realiza sus estudios de teología en Alcalá de Guadaíra por un año, mientras terminaban las obras de Posadas (Córdoba), donde completa los tres cursos siguientes hasta la ordenación sacerdotal en 1957. Tenía 33 años. Gozaba de mucha popularidad por ser el mayor en edad y por la facilidad del trato con todos. Formó parte de la primera promoción de salesianos sacerdotes ordenados en Andalucía después de tantos años en que se sucedieron las ordenaciones en el teologado de Carabanchel Alto-Madrid.
Con la ordenación sacerdotal comienza una primera etapa pastoral centrada en la escuela, en el trato con los alumnos de nuestros colegios. Fueron 13 años, de 1957 al 1970, con seis destinos educativos de por medio cuya función de Maestro y Asistente consistía, principalmente, en atender a los alumnos en las clases y en las tareas propias de la vida del internado en la mayor parte de los lugares. Ni que decir tiene de su buena disposición en sus actuaciones sacerdotales.
Al término de esta etapa es enviado a Madrid para ponerse al día en los estudios de teología en la Universidad de Comillas. Fueron dos años de reflexión sobre su actuación pastoral realizada en los colegios y de puesta a punto para las nuevas tareas que le iban a encomendar. Se lo tomó con mucho interés y se sentía dispuesto a la nueva misión pastoral que pensaba
era de su agrado. Consiguió la licenciatura correspondiente.
Durante los 19 años siguientes, de 1972 a 1991, es destinado, primero a Jaén, y después a Linares, en la misma provincia, encomendándole la responsabilidad de ambas parroquias por 13 y 6 años respectivamente. Es una novedad que afronta con gran ilusión, resultando ser los mejores años de su ministerio sacerdotal. Su mundo se agranda. Se hizo todo para todos.
Se centró en los grupos de matrimonios y en la formación de los novios para la recepción del sacramento. Disfrutaba en sus predicaciones y lo llamaban a prestar este servicio en las parroquias, hermandades y asociaciones religiosas. Estaba satisfecho y percibía que eran muchos los que también lo estaban con él. Seguía participando en cursillos formativos en el verano y le gustaba llevar un poco la voz cantante entre los asistentes porque sus intervenciones eran motivo de hilaridad con algunas de sus ocurrencias.
Terminada su misión parroquial es destinado a la residencia de los estudiantes salesianos de teología, en Sevilla, que frecuentaban el Centro de Estudios teológicos, con su función de educador. Permaneció seis cursos, del 1991 al 1997. Con sus 67 años, con la experiencia de los colegios, del pueblo cristiano en las parroquias y de su buen carácter comunicador, realizó una tarea interesante en favor de los jóvenes salesianos que se preparaban para la ordenación sacerdotal y sus nuevas responsabilidades.
Le quedaban todavía casi 20 años para dejar constancia de su experiencia pastoral tan rica y variada en favor de los alumnos de Úbeda, libre ya de funciones de responsabilidad. Tenía a su cargo recibir a los alumnos tanto mayores como pequeños en el comienzo de la jornada escolar con la pequeña plática de los Buenos Días, así como la atención a los grupos de Hogares, a la asociación de la Medalla Milagrosa como consiliario, estar dispuesto a todo lo que le encomendaban dando cumplimento al lema que se propuso en su ordenación sacerdotal de ser “sacerdote para todos”.
Resaltamos algunos detalles más significativos de la personalidad de Curro
1. Interesado por su formación permanente
Fue una constante en su vida. Asistía a las reuniones y cursillos con la intención de perfeccionarse para bien suyo y poder ayudar mejor a los demás. Sus estudios de teología en Salamanca, con 46 años, le dieron una gran serenidad y lo abrieron a su acción en favor de los adultos, de tal manera que dividieron su vida entre un antes y un después. Los libros de teología a lo largo de su vida eran su gran tesoro. Leía mucho y disponía de una gran biblioteca personal. A las personas que veía con cierto interés les recomendaba y ofrecía algunos de sus libros.
2. Su dedicación a los niños y jóvenes
Los 13 primeros años de su vida sacerdotal los pasó dedicado completamente a los muchachos en los seis destinos que le encomendó la obediencia. Durante los últimos 19 años pasados en Úbeda, éstos fueron sus principales destinatarios, dando siempre los Buenos Días al entrar en el colegio, ofreciendo siempre un detalle para reflexionar; los atendía en las confesiones y actos religiosos de la vida colegial. Les repartía continuamente caramelos con la consiguiente alegría y pequeños desórdenes.
3. Su labor parroquial
Todos hablan y ponderan su labor parroquial realizada en los años destinados en Jaén y Linares durante 13 y 6 años respectivamente. Allí pudo cumplir su lema de ordenación de ser “sacerdote para todos”: chicos y mayores, sanos
y enfermos, cercanos y alejados…tarea importante fue su dedicación a los matrimonios a través de los Hogares D. Bosco y la preparación de los novios al sacramentos del matrimonio.
En la capital jaenera fue uno de los primeros párrocos salesianos, cuando la parroquia aún tenía su primitivo emplazamiento en lo que seguimos llamando “la capilla de María Auxiliadora”. Estuvo en nuestra ciudad desde 1972 a 1985, trece años. Seguro que fueron años decisivos para él y para muchos que lo conocieron. El padre Larena dirigía grupos de matrimonios cristianos y también grupos de novios. Era muy querido en un buen sector de parejas, de educadores y de cristianos en general. Recuerdo que tenía buena fama por sus predicaciones dominicales a los matrimonios, les refería ideas sociológicas y religiosas bien recientes en España y en Europa. No desdeñaba, en absoluto, contestar tanto a las preguntas más osadas, como a las críticas de tipo pastoral o eclesial. No en vano venía de acabar su licenciatura en teología por la
Universidad de Comillas, instalada en Madrid.
4. Entregado a la predicación
Quizás haya sido ésta la tarea realizada con mayor satisfacción. Era una persona disponible. Para esto estaba siempre dispuesto. Y no sólo en el ambiente ordinario de la casa salesiana sino en todos los lugares que lo invitaban. Tenía muchos recursos, empleando comparaciones, multitud de ejemplos, hechos de la vida ordinaria. Su voz era potente y grave, ponía el
alma en todo lo que decía. Él quedaba satisfecho y la gente contenta.
Fue a la Casa del padre, desde Sevilla, el 11 de febrero de 2016. Tenía 91 años y había cumplido los 66 de profesión religiosa y los 58 de sacerdote.