Primer Director de la presencia Salesiana en Jaén.
- Juan Manuel había visto la luz primera el día de Navidad de 1913, en el seno de una familia netamente cristiana, en La Alberca, típico pueblo castellano y podemos decir salesiano, de la provincia de Salamanca.
Completa su Primera Enseñanza en el colegio salesiano de Cádiz, en el curso 1926 al 27, con gran aprovechamiento en su formación integral, sobresaliendo por su dedicación a la piedad y al estudio.
Los cuatro cursos de humanidades los estudia en el Aspirantado de San Francisco Solano, de Montilla, donde va dando pruebas, cada vez más evidentes, de una vocación sacerdotal decidida.
A principios del 31 lo encontramos en San José del Valle, haciendo su noviciado. Con inmenso consuelo de su alma, al terminar el Noviciado, hace su primera profesión el 12 de septiembre del 32, permaneciendo en esta casa de San José del Valle, donde hace sus estudios de filosofía, que corona con notable éxito.
Entre los años 35 al 38 hace su Trienio práctico en las casas de Córdoba y Montilla. Se distingue en estos años por el interés que pone en la formación de sus alumnos, que lo respetan y aman como a un amigo, como a un hermano. Así se va preparando para los estudios eclesiásticos, en los que pondrá todo su esfuerzo e ilusión.
Julio del 36 lo sorprende en la ciudad de Ronda, como asistente de un grupo de Aspirantes Salesianos, que proceden de Montilla, pasan sus vacaciones en la Ciudad del Tajo. Nuestro D. Juan se vió muchas veces amenazado de muerte; pero gracias a la protección divina y a su buen carácter y serenidad, salió con bien de aquello inminentes peligros.
Creyéndolo los superiores convenientemente preparado para los estudios sagrados, se dedica con ardor, durante cuatro años a tan importante quehacer. Estudia la sagrada teología en Carabanchel Alto, Utrera y San José del Valle. Recibe el orden Sacerdotal, en Madrid, de manos de Monseñor Eijo y Garay, el 30 de mayo de 1942.
Los superiores podrán disponer de su valor positivo, dispuesto siempre a acudir a donde la obediencia lo requiera. Tal vez por esta disponibilidad y entrega sin reservas recorrió tantas casas en su vida. He aquí los cargos que ejerció con el beneplácito de todos: consejero en San José del Valle, catequista, confesor y profesor en Campano, La Orotava (Tenerife), Málaga, Pozoblanco y Montilla, donde fue también Consiliario de los Antiguos Alumnos y de la Asociación de los devotos de María Auxiliadora. En todos estos lugares y cometidos fue dejando una huella indeleble de simpatía y religiosidad.
Durante largos años fue animador eficaz de comunidades, como atestiguan los que lo tuvieron como Director. Ejerció este cargo con pleno espíritu salesiano, en las casas de Santa Cruz de Tenerife, Granada, Linares, siendo en esta, al mismo tiempo párroco. Otro tanto realizó en el Colegio Menor de Jaén.